El avance de las redes sociales es una realidad palpable. Cada día son más los usuarios de Internet que comparten información, intereses e ideas, se relacionan o incluso crean vínculos de amistad a través de ellas. La facilidad para la comunicación que estas redes proporcionan, así como la rápida difusión de las informaciones aportadas y el amplio y entramado abanico de sectores que cubren, ha dado pie a convertirlas en una nueva plataforma para que buscadores de trabajo y potenciales empleadores en busca de candidatos se pongan en contacto. Hacerse ver, “saber venderse” y destacar en una actividad concreta, serán ahora puntos prioritarios para que quien esté buscando un aspirante a un trabajo determinado se fije en nosotros y no en la innumerable cantidad de posibles demandantes para ese mismo puesto y que navegan por la red.
Puede que parezca que para encontrar un trabajo lo más natural sea buscarlo, pero en el caso de las redes sociales no tiene porque ser exactamente así. Es cierto que, desde hace años, existen en Internet una gran variedad de páginas especializadas en ofrecer puestos de trabajo de todo tipo, en donde los interesados pueden buscar un puesto que encaje con sus aptitudes, enviar su currículum y entrevistarse por videoconferencia, contactar con el empleador a través de e-mail… Pero las redes sociales van más allá. Ya no se trata de buscar un trabajo, sino de aportar toda la información oportuna y relevante para cubrir un determinado puesto y, en el caso de estar interesado, sea el propio empleador el que se ponga en contacto con el demandante. Esta forma de conectar permite que la empresa que busca un trabajador encuentre al candidato adecuado a sus necesidades, sin tener que revisar cientos de solicitudes.
No importa el tipo de red social que se utilice para tratar de encontrar un trabajo, ya sea de las conocidas como “horizontales”, como es el caso de Facebook, o de las “verticales” como Twitter o Likedin, y destinadas a actividades más concretas o a un público determinado; en ambos casos para atraer a un potencial empleador será imperativo seguir unas normas básicas, pero muy efectivas: relevancia, transparencia y sencillez en los datos aportados (y que serán los que creen nuestra imagen e identidad en la red). La relevancia es fundamental y, por tanto, sería conveniente omitir informaciones superfluas que no aporten ningún dato de interés a ojos de la empresa que esté buscando a un trabajador con un perfil determinado. Las informaciones aportadas tienen que ser muy completas, pero siempre teniendo en mente que la sencillez debe prevalecer (menos es más). Por su parte, la transparencia es imprescindible (nada de datos ficticios o exagerados), pues no se trata de relaciones de amistad o compañerismo, sino que se va a crear un vínculo colaborativo laboral serio.
En definitiva, las redes sociales pueden ser un trampolín para quien esté buscando un trabajo adecuado a sus capacidades, que le motive y en el que realmente se encuentre a gusto. Una vez creado un perfil con la identidad que se desee mostrar bastará con comenzar a “moverse”, relacionarse y establecer contactos a través de las redes sociales, blogs, suscribiéndose a través de RSS para no perder candidaturas importantes… A continuación puedes ver una infografía de infoempleo sobre cómo están afectando las redes sociales al mercado laboral en España.
